La menopausia es una fase natural en la vida de cada mujer, caracterizada por profundos cambios hormonales que impactan tanto a nivel físico como emocional. Durante este período, tu cuerpo se enfrenta a varios desafíos: desde intensos sofocos, hasta cambios de humor y cambios metabólicos.
Muchas nos preguntamos ¿necesitaré ir buscando una farmacia de alta especialidad para encontrar soluciones específicas para esta etapa? Si bien en ellas encontraremos una gran variedad de medicamentos especializados genéricos y de patente para esta etapa, el objetivo de este artículo es presentarte a una aliada natural que tenemos a nuestra disposición para afrontar mejor estos síntomas: el agua.
Sí, el agua. ¿Te asombras?
Pues permíteme explicar cuántos usos diferentes podrías darle y de qué modo ella juega un papel fundamental.
Sabemos que es un nutriente esencial para nuestro cuerpo en todas las etapas de la vida, pero durante la menopausia adquiere aún mayor importancia, pues los cambios hormonales que acompañan esta transición, en particular la disminución de estrógeno, pueden causar una serie de efectos secundarios, entre ellos mayor retención de agua, piel seca y mayor dificultad para mantener el equilibrio de líquidos en el cuerpo. Por paradójico que parezca, aumentar el consumo diario de agua y mantener una hidratación adecuada puede ayudar a compensar muchos de estos efectos.
En primer lugar, beber agua promueve una piel saludable, ayudando a reducir la sensación de sequedad y facilitando la elasticidad de la piel. Si bien ello no puede prevenir por completo el envejecimiento cutáneo, la ingesta adecuada de agua puede preservar el tono de la piel.
¿Estamos hablando sólo de estar siempre con una botella de agua a mano?
Pues si…, pero no lo es todo. Te propongo ensayar variantes tales como beber té (que también es una forma de consumir agua). Si me pides recomendación, sugeriría infusiones frescas de hierbas como menta (destaco sus excelentes propiedades antiinflamatorias y para el alivio de espasmos del sistema digestivo) y manzanilla (rica en flavonoides, antioxidantes naturales con propiedades antiinflamatorias). Por supuesto que existen medicamentos similares para el alivio de estos malestares, pero… lo natural es lo natural y no hay mucho más para argumentar.
Concentrando atención en nuestro título, importa señalar que el agua juega un papel crucial en el proceso de regulación de la temperatura corporal, lo que es especialmente importante para las mujeres que sufren sofocos. Durante estos episodios, el cuerpo pierde grandes cantidades de líquidos a través del sudor, y beber se vuelve esencial para reponer los líquidos perdidos y ayudar a calmar la repentina sensación de calor.
Además de los sofocos, los síntomas comunes de la menopausia incluyen sudores nocturnos y fatiga. Si bien el agua no puede eliminar por completo estos síntomas, ciertamente puede ayudar a controlarlos de manera más efectiva.
Por último y no menos importante, beber agua también favorece el funcionamiento de los riñones y del sistema digestivo, previniendo el estreñimiento, un problema que puede agravarse durante esta etapa de la vida de la mujer.
Claramente, una hidratación adecuada ayuda a mantener un metabolismo saludable y ello se vuelve crucial en una etapa tan desafiante y crítica como la menopausia.
Consulte a su médico especialista cualquier síntoma o molestia relacionada con su salud.
La información presentada no pretende diagnosticar ni ofrecer una sustitución al consejo médico profesional.